Si crees que las sombras se reducen a la falta de luz,
Si no escuchaste
La mano de afonías sobre el cráneo bestial que me sosiego,
Todo lo que tu boca cuida al posarse
Es ausencia de mí
Ya no busco los restos de esperar.
Y tú, qué encontrarías en mi disolución?
Sólo estrellas de sangre entre las sábanas
y el espiral rabioso de las comparaciones.
Cuero y bronce
Que sujeta mi Ser por la muñeca.
Apártame el cilicio de ternuras.
No escucho lo que dices:
El eco de otra voz
desgarra tus ofrendas de esperanza
No te miro a los ojos.
Entre tu humanidad y mis heridas una noria dentada muele el tiempo:
No he salido jamás de las hogueras verdes
Del gruñido en la isla.