jueves, 2 de junio de 2011

Estación

Si crees que las sombras se reducen a la falta de luz,
Si no escuchaste
La mano de afonías  sobre  el cráneo bestial que me sosiego,
Todo lo que tu boca cuida al posarse
Es ausencia de mí

Ya no busco los restos de esperar.
Y tú, qué encontrarías en mi disolución?
Sólo estrellas de sangre entre las sábanas
y el espiral rabioso de las comparaciones.
Cuero y bronce
Que sujeta mi Ser por la muñeca.

Apártame el cilicio de ternuras.
No escucho lo que dices:
El eco de otra voz
desgarra tus ofrendas de esperanza

No te miro a los ojos.
Entre tu humanidad y mis heridas una noria dentada muele  el tiempo:
No he salido jamás de las hogueras verdes
Del gruñido en la isla.



2 comentarios:

  1. Ay, amiga mía, qué abandonada tengo tu lectura y eso es autodestructivo ya que leerte es un bálsamo para el espíritu y una medicina para el sentimiento.
    ¿Qué puede librarnos de la noche? ¿El día, la luz? ¿O simplemente la muerte, la disolución ante un deseo inalcanzable y fugitivo? Entre tanto, leerte.
    Besos desde mi bahía.

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  2. Lo malo de mi aún más mala costumbre de leer al reves, es que veo lo que debí responder primero, al final. Bueno, tú ya sabes que soy así de atravesada ^^

    Dices cosas hermosas, hermanito, y no, no sé que puede librarnos de la noche, tal vez abrir los ojos de una vez, pero qué difícil se hace a veces. Quisiera tener tu coraje para leerme, jaja, joé cariño, que pésimo gusto tienes ( gracias, confío en ti, ya sabes, gracias).

    Baccios, caro.

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