jueves, 11 de agosto de 2011

Letargo








Es el desierto… óyelo…

Ya se ha pagado el precio
y todo sacrificio  arraigado  en la pérdida
fructificó su ausencia de piedad.
Óyelo… ya no duelen
los ojos lacrimosos de la muerte
en las puertas de embarque de ningún aeropuerto
ni le tiembla la mano a la demencia .

En cuanto a mí,
ingiero por colores resurrecciones diarias:
a las ocho los pasos,
después del desayuno la dosis de sonrisas,
y a las diez de la noche, cuatro horas de sueño inanimado.

En la neutralidad de los instintos
sólo el desierto
dulcifica su voz para nombrarme.




).(

4 comentarios:

  1. Joder, amiga. Me quitaría el sombrero si lo llevara. Escriba, escriba su mercé hasta que tenga callos en los deditos. Un placer.
    Besos desde la bahía.

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  2. (En la neutralidad de los instintos
    sólo el desierto
    dulcifica su voz para nombrarme.)


    Da igual, Viví, no importa que el tiempo se enganche de tu cuello para intentar quitarte la mirada; tu poder reside en la incosciencia, en el puente colgante que conduce a todos tus desiertos.
    Y llegarás, sin duda, a tu pequeño oasis; a la parte más verde de la noche más negra.

    (Siempre enciendes luces; Viví, aunque no exista luz donde te escondes)

    Un besazo, amiga.

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  3. Pedro, gracias. Por suerte no lo usas, joe, con el calor que hará por allá =)
    Siempre por demás generoso conmigo, gracias por estar siempre, amigo querido. Abrazotes.

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  4. Centauro, hasta cuando comentas haces poesía. Hago lo posible, lo sabes, por asomar la nariz a la luz, ya de a poco, o eso espero.
    Pastillita antidepresiva va y pastillita viene, ahi vamos, espero poder volver como corresponde un día. A ti también, gracias por estar siempre, Luis,por no quitar la mano en los momentos difíciles, no sabes lo mucho que lo valoro.
    Un besazo, Poeta.

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