jueves, 24 de mayo de 2012

Lost







Tenía esa costumbre de mirarse las palmas de las manos
Como si aquello fuera otro universo
Y pudieran abrirse los caminos a donde todo existe…
No cambia la inicial
Que cuando niña le designó el amor desesperado
De la misma manera
Que se marca una res para su dueño…
Nada cambia y aún
Pasa su dedo por las perspectivas,
Quizá un recodo y al final un puente
O hacerse tan pequeña
Como para reinar en esos montes
De sueño indescifrable.

Si le reprocha, alguna herida no cicatrizada,
Tanta vida olvidada de vivir,
Encogiéndose de hombros, mira el nombre
Callado por su boca:
Qué le oculté a tus noches,
Qué no te di de todos mis deseos,
Qué humedad no guardé para tus fiebres?

Tenía esa costumbre de morderse la palma de la mano,
Para arrancarse la última caricia
Y cuatro años de ausencia,
Como si en ese engaño fuese a caberle una esperanza más
A lo que ya no importa.




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