Qué inocencia, de quién,
reunirá los desgarros hasta la hembra
soy este crimen de lo no concluso
tenso y lleno de nadas, rodeado de nadas,
ligado a su raíz de decepciones
contemplo los mendrugos brillar
de mano en mano,
rostros que no recuerdo me sonríen
cada cual su tesoro de mi amor para siempre.
Qué demonio, de quién,
teniéndome sin mí, me clama suya.
qué incendio.
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cenizas para un plato vacío.
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