Entre todos los seres que me habitan
no hay una raza pobre o marginada
y sin embargo,
me he declarado un universo frágil.
Suelo extrañarme el caos, las promesas, los sueños imposibles.
Y es verdad que he reído
o he llorado desde la
misma necedad de amor (estas tan lejos… siempre).
La desgreñada ninfa que amamanta palabras o demonios
no ha presentado queja
(¿Qué diferencia cabe entre los huérfanos? O qué importa
quién cae o sobrevive cuando todo es vacío).
Me añoro el ser de llamas sin temer las cenizas, la guerra
interminable detrás de los espejos,
y a vos,
que cambiabas de rostros
y de nombres pero sufrías el peso de mi ímpetu sin dejarme caer…
Las bestias pastan juntas,
no es posible diferenciar
los ríos sanguinarios
de las calles que suben hasta la indiferencia,
y en el trono,
marcando los segundos que se pierdenpara nunca jamás,
tamborilea la mano de una reina dormida.
).(
Eres increible!!
ResponderEliminarLlego a tu blog y disfruto de tu poesía que es fabulosa, Viví.
ResponderEliminarUn abrazo fuerte
Ana
Centaurito, tú eres un sol. Extraño esa luz. TKM. Y gracias.
ResponderEliminar............................................
Ana querida: bienvenida al huequito. Otro abrazo enorme para ti.