Sé de cosas extrañas:
quise mi corazón y me lo hice
dibujando en la arena pequeñas certidumbres
como la lluvia posterior y un “ámame”
en todos los idiomas.
También escribí Ángel
y Recuerdo
(todo buen corazón necesita una flecha).
No fue reconocerme, abandonarme
en aquella utopía.
Pero no he mutilado aún todas las flores.
Hay amapolas al final de la calle y es verdad
me perfumé de labios que sangraban
para huir de sus ojos.
El y yo (todos los hombres siempre fueron uno)
chocamos nuestros sueños como copas vacías.
Me supe exactamente:
Este fuego no es mío,
es donde quiero ser y
pronunciarme.
me gustan todas estas cosas extrañas que escribiste
ResponderEliminarah bueno! que lo digas vos =) qué orgullo, cachorro. De todos modos no pierdo las esperanzas de un día llegar a escribir bien. Besos, almita, tkm.
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