Qué hermosura de sangre
salpicando las faldas del destino.
¿No lo crees?
Palidecer al son de las ojeras
y bailar con la furia que se enmascara en llanto
mientras el mundo calla y los gatos se aman en los techos.
Mejor sería hablar de cosas muertas.
Contarte, por ejemplo, que me han dicho preciosa
y escuché cascabeles. Miré por la ventana.
Me teñí los cabellos.
Tomé los comprimidos a la hora precisa de reír
y escribí letras, juntas.
Tibias heridas
en las que preservarse de la luz.
Qué dulces llagas florece la tristeza.
Y qué…
Si abandonar la casa del dolor sería despedirnos.
Y qué
si para siempre
clavo las uñas en los suaves retoños de futuro
y juro que fue noche
mientras entre mis manos se retuercen
las semillas del sol.
Preciosa entrada y gran descubrimiento el video-clip.
ResponderEliminarTus letras cuando se juntan están bien vivas, querida Vivi.
ResponderEliminarBesos desde mi bahía.
Gracias por tu visita. Estuve leyendo las genialidades de tu churumbel, qué maravilla.
ResponderEliminarUn abrazo.
Pedro, me repito, lo sé, pero qué generoso "esageráo" eres conmigo, cariño.
ResponderEliminarBesotes, hermanito.