No es este cuerpo…
Y pronto, ya despierta, otro perfume ronda,
un andar de cadencia diferente disputa con mis piernas
el pedazo de cielo que se esfuma.
No es esta voz, ni estas manos livianas, tenazmente vacías
tensando el arco de las certidumbres.
Sólo el sabor a sangre entre los dientes
se empeña en confundirnos. Nada Es, pero aún
los rumores de cuero contra bronce desconocen la calle
por la que sigue andando esta que tiemblo.
Han sido tantas veces,
tantas las pérdidas y cuántos más han sido
los sollozos
que cuando alguien pregunta por el nombre de todas las
tristezas,
les respondo : Viví.
No es más que eso.
El apócope
de lo que no ha
podido abandonarme
en la arena de párpados abiertos.
.
tanto y tanto
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