Una lágrima eterna
sobre la frente.
César Moro
Qué amo? A quién
el gesto orante de los labios
ásperos?
(No llegaron tus ojos para matar
la noche.)
No afirmo… ni pregunto…
Sólo el goteo de una válvula rota
secuestra instantes a la
eternidad.
Cansa andar peregrino, del sueño
a la ficción
con la búsqueda a cuestas
y la ausencia de un dios
que detone descaros en la frente.
No acuso… ni perdono…
En la esquina del cuadro de
ilusiones
mi nombre es el pasado
indicativo.
Soy el cómplice frío de mi propia
condena?
).(
Simplemente Magistral, querida amiga. Ahgggg, qué envidia de escribir así. No pares.
ResponderEliminarBesos desde la bahía.
Qué fiel eres, hermanito, jaja, exagerado!!
ResponderEliminarBesotazos desde aquí =/